Nunca he sabido leer, por eso observo a las personas mientras caminan e imagino; sin saber nunca cuál es o será su destino. Una vez vi entre luces y gotas de lluvia unos labios juntos, creo que fue un beso que nunca quise perder. No sé si fue el sabor del deseo ó la fragancia de la tierra mojada la que me unió a ese portal para siempre. Mis palabras son imágenes mordidas a la realidad.
Una rima crecida en llantos
desde ocultos parajes
llenos de muchedumbre.
No esta allá la dicha.
Creo y desde luego...
Es difícil vivir siempre remontando
desde abajo, insistir, decir, conspirar, refiriéndome a estilos abarrotados.
¡Cuántas son las costumbres!
!Qué inquietas las dichas!
Violento ¿qué?
Ni yo, ni nadie quisiera.
Suspiro, desde adentro...
¿Qué me gusta más?
¿La nostalgia o la lluvia?
¿Cómo decir al toro, que se
clave sus cuernos en el corazón?
¿Cómo quizá deberíamos entender la vida para que todo pudiera
regocijarnos como muestra inapelable de una constante consciencia que
iluminara todo el tiempo de una vida, convirtiéndola en una vida llena,
de entusiasmo, armonía, dinamismo y sobre todo, auténticos horizontes de
perfección?
¿Cómo entender la muerte?
¿Cómo amar profundamente la vida?
¿Cómo infundir respeto al ánimo?
¿Sin dudas...?
¿Que sí, que si hay dudas?
¡Qué si, qué si, qué sí las hay!
¿Por qué...?
Fin desde dónde...
Ibiza, 22 Agosto 1989
Y finjo que todo ha comenzado de nuevo,
que puede volver la dicha como hace tanto...
y sonrío, hay que ser indulgente.
22/8/89
